Viaje express a las Cataratas del Iguazú

Llego el aeropuerto de Foz de Iguazú por la tarde. Este aeropuerto está situado bastante cerca de la ciudad y conecta con buena parte de Brasil, en mi casa, con Porto Alegre. Es un aeropuerto pequeño, aunque parece bien cuidado. Al salir del avión me apresuro a la salida. Allí veo que uno de los típicos conductores lleva un cartel con mi nombre. Me extraño puesto que los de la agencia con los que hago el tour por las cataratas me dijeron que sólo incluía el traslado desde Puerto Iguazú (la ciudad argentina).

Tras intercambiar unas palabras en inglés y confirma que era para mí el vehículo, nos ponemos en marcha. Ya dentro del coche seguimos conversando español. Es curioso ver que aun a pesar de que dos personas hablen el mismo idioma nativo a veces, por lo que sea, no nos ponemos de acuerdo. Me cuenta varios detalles de la ciudad y de la zona en general, el cómo el 90% de la economía es turismo por las cataratas, y que esta época es la de máxima afluencia (por ser verano). Al dejarme en el hotel quedamos para mañana temprano, ya que el tour está pensado para cubrir ambas zonas: Argentina y Brasil en un mismo día.

Foz do Iguazu

Por la tarde decido dar un paseo por la ciudad para conseguir dinero en efectivo, que sé que me hará falta y si puedo cambio en pesos. Doy bastantes vueltas por la ciudad y si bien consigo sacar reales de un cajero local, me es imposible encontrar una casa de cambios por estar ya todas cerradas (a las 6 de la tarde)… Decido volver al hotel a hacer un poco de deporte; en la sala de fitness sólo encuentro a un hombre más haciendo su circuito de pesas.

Estoy bastante cansado de todo el día y decido simplemente cenar en el hotel. Los buffets brasileños son lo más: suele haber bastante cantidad, una calidad decente y no están nada mal de precio. Me echo dos platos grandes comida super variada y un postre con 3 o 4 cosas más. El flan de huevo está bien, pero no tan bueno como el de la cafetería de la facultad de informática de a Universidad técnica de Porto Alegre (PUCRS). Ah por cierto, aquí me entero de que el tipo que estaba haciendo pesas antes es catalán, puesto que los oigo hablar catalán en un grupo. Después de la cena decido ver una peli: Whiplash. La he visto ya varias veces pero me gustan bastante, sobre todo por la gran actuación de J.K.Simmons y el hecho de que salen solos de batería impresionantes, aunque el mensaje de la película es cuestionable. Poco después decido irme a dormir y dar por concluido el día.

Al día siguiente me levanto pronto ya que he quedado en el hotel con el conductor que nos llevará hasta las cataratas. Es español y el resto de personas que forman parte del tour también lo son. Hay muchos Argentinos, Mexicanos, etc. pero pocos Brasileños la verdad, y algún que otro americano. Nos tiramos aproximadamente una hora en la frontera ya que hay bastante tráfico debido a que es sábado, hora punta y temporada alta. Llegamos al parque a eso de las 10:00 de la mañana. Tengo un instante de titubeo ya que como no conseguí cambiar pesos el día anterior tendré que tirar del cajero que hay antes de entrar al parque. Gracias a dios funciona y consigo sacar 1000 pesos. 500 son para la entrada y el resto para comprar souvenirs y demás. Por cierto, 500 pesos son unos 21 €, lo cual es un precio nada bajo.

Nada más entrar al parque nos dirigimos a la Garganta del Diablo en un trenecito tras esperar un buen rato, ya que había bastante gente (pero no una acumulación masiva como se podría esperar en otros países como Japón; eso sí, la sensación es de caos por el carácter de la mayoría de gente presente). Esta garganta es una cascada de 700m, la más grande todo Iguazú y es bastante espectacular porque es muy estrecha y la acumulación de agua es considerable. Esto causa una precipitación muy virolenta de millones y millones del litros de agua con la esperable explosión al tocar el suelo y la consecuente bruma de color blanco espectacular. Estoy durante un buen rato observando la cascada y echando unas cuantas fotos. Una cosa que me gusta hacer es observar alguna partícula de agua lo suficientemente grande como para poder seguirla con la vista y ver como se va moviendo hasta que llega al borde de la cascada y se va deshaciendo a medida que cae. Estoy seguro que no soy el único que observa este tipo de cosas, y he de decir que me ayuda a reflexionar acerca de la cantidad de materia y fuerza envueltas en este proceso.

Garganta del Diablo

Luego me doy la vuelta sin rumbo muy concreto, ya que hasta dentro de una hora más o menos hemos quedado con el guía en la estación de origen. Al volver hacia allá me cruzo con él y le cuento que como tengo tiempo limitado me gustaría empezar a moverme ya. Amablemente me explica, en español, que si salgo ya me dará tiempo a hacer el circuito superior que es el más espectacular y quizá parte del superior. Observo mientras converso que en su mochila, en una lateral, lleva una taza de mate, como muchísima gente que vaga por este lugar. La pasión por el mate llega hasta tal punto que hay que gente que lleva auténticos barriles de la mano sólo para poder tomar su mate como dios manda en cualquier momento y lugar. Sin duda un detalle curioso.

Llego a toda prisa, cogiendo el tren local, al circuito superior. Este circuito recorrer buena parte de las cataratas desde arriba y te permite ver, a lo lejos y desde varias perspectivas, buena parte de la zona Argentina de las cataratas. Luego a la tarde podré ver esto mismo pero desde aun más lejos, desde la zona brasileña. Las vistas son bastantes espectaculares, sin embargo no se puede observar demasiado la garganta del diablo puesto que el río viene con mucha agua por las lluvias de los días pasados y tan sólo se puede observar la gran bruma que genera el agua al caer. Echo bastante fotos y compro unos cuantos souvenirs por el camino: hay varios puestos de artesanos locales vendiendo pines, imanes y cosas así, bastante curioso. Por supuesto, todo el mundo acepta tanto reales como pesos argentinos, lo cual es un detalle!

Circuito superior

Al salir del circuito superior me dispongo a ir al circuito inferior. Sin embargo, he pasado demasiado tiempo en el superior y creo que ya no me dará tiempo antes de que llegue el chófer para ir a Brasil. Justo al salir me cruzo con el grupo y el guía y él mismo me confirma que el circuito inferior son unas 2 horas, y yo sólo dispongo de aproximadamente 30 min, sin contar tiempo de regreso hasta la entrada… Decido pues poner rumbo a la entrada y aprovechar para comer algo y visitar las tiendas del lugar. Hay bastante tienditas con cachivaches, artículos para turistas y similares. Aprovecho para comprar un par de cosas y tomarte un tentempié. En las mesas hay carteles de no dar de comer a los monos y coatíes que pululan por la zona, ya que puede sentarles fatal… Hace bastante calor y me he pasado el día sudando, y entre la crema solar y la crema antimosquitos, mi aspecto es bastante terrible!

Nos dirigimos ahora hasta el lado Brasileño. Nos llevan a mi y a unos pocos más en un autobús bastante grande y cómodo en donde aprovecho para echarme una siesta. También observo a mi alrededor el paisaje: es un día nublado, en donde pega igualmente el sol, pero sin lluvia. Es un paisaje predominantemente verde, ya que en donde no hay jungla hay vegetación verde y césped, así que es bastante agradable a la vista. Una vez llegamos a la entrada del parque compramos entradas y aprovecho para echar un vistazo a las tiendas antes de entrar: nada destacable, más o menos como en el lado Argentino. Dentro ya del parque nos dirigimos hasta la zona de inicio, que está justo al lado de un hotel. Al parecer los que se alojan aquí tienen la oportunidad de visitar el parque de noche, que si hay luna llena, las vistas son espectaculares. Nosotros no tenemos tanta suerte y no tenemos que conformar con verlo de día!

Brasil

Coatí

El lado brasileño discurre por un solo circuito que mira de manera panorámica al lado Argentino. Es una experiencia diferente a la que he tenido esta mañana, puesto que las cataras se ven a lo lejos y se puede observar casi con vista de pájaro. Como es ya de tarde, no hay tanta gente, y se está bastante tranquilo. Aprovecho para echar mil fotos, incluyendo a varios animales que voy encontrado por el camino: coatíes, lagartos de tamaño considerable, águilas sobrevolando la zona, etc. Me pregunto que es lo que será que atrae a la gente a visitar estos paisajes. Este lugar es conocido desde hace miles de años por los lugareños, pero fue documentado por primera vez en 1542 por el español Álvar Núñez, que le puso otro nombre, aunque al final prevaleció “Iguazú”, originario del Guaraní, lenguaje hablado en la zona, y que literalmente significa “agua grande”. Este idioma indígena de América del Sur se sigue hablando en Paraguay (cuya frontera linda con Argentina y Brasil muy cerca de las cataratas), y además es, curiosamente, el nombre de la moneda oficial de Paraguay.

Hacia el final de este lado brasileño, el circuito llega hasta una zona donde se puede ver, panorámicamente, hasta el final de la garganta del diablo, y es la foto que más sale en postales, internet, etc. Esta vez será difícil sacarla puesto que la bruma es tan grande que no se puede ver hasta el final, sin embargo, cae tanta agua de la catarata que está lindando con este circuito que es como si lloviera y la experiencia es bastante salvaje: poca visibilidad y mucha agua cayendo de lado. Al inicio de este ramal hay varios puestos de venta de chubasqueros, pero yo decido tirar para adelante y mojarme, aunque a mi cámara no le parece tan buena idea! Paso aquí un buen rato disfrutando de ver el agua caer, la lluvia lateral golpear mi cuerpo y el sonido hipnotizante del agua.

Cataratas

Antes de salir del parque aprovecho para hacer las últimas compras y leer un poco más sobre la historia de estas cascadas y de similares alrededor del mundo. Me propongo visitar al menos alguna más en el futuro, para poder comparar ambas experiencias. Respondiendo a la pregunta de antes: creo que estos lugares inspiran en nosotros lo salvaje, es como un retorno a nuestros orígenes más primitivos: ver estos paisajes totalmente fuera de nuestro control y que se han mantenido así durante siglos… es verdaderamente bello e imponente, sin más. Además, hay una fuerza poderosa en contemplar algo que ha sido contemplado por generaciones y generaciones durante milenios.